El coronavirus Covid-19, ¿quién iba a pensar que este virus que inició como un brote afectando a 41 personas en la ciudad de Wuhan, en China, a mediados del mes de diciembre del 2019, se iba a convertir en menos de 3 meses en la pandemia más importante hasta ahora de este siglo? A junio del 2020 había afectado a más de 213 países y territorios, con más de 6 millones 194 mil personas afectadas y más de 376 mil fallecimientos a nivel mundial. Nuestro país no ha sido la excepción y desde que el primer caso fuera reportado, el primero de marzo hasta el 02 de junio, se reportaron 17,572 casos con 502 fallecidos.

Con la necesidad de reducir el impacto del Covid-19, los recursos en materia de salud pública de los países afectados se han visto destinados a tratar a estos pacientes. Esto trajo como consecuencia el cierre de servicios ambulatorios, como las consultas, estudios invasivos y no invasivos, y destinar las camas de cuidados intensivos para tratar a los pacientes con mayor estado de gravedad, los cuales necesitan de ventilación asistida.

¿Cómo la Pandemia Covid-19 modificará la forma en que enfrentamos las enfermedades cardiovasculares?

Esta enfermedad afecta a todo el personal de salud, médicos, enfermeras y personal de apoyo, los cuáles incluso han padecido la enfermedad. En el caso más específico de los médicos, nos hemos visto en la necesidad, en la mayoría de los casos, de cerrar nuestras prácticas y ver una reducción significativa en la visita de los pacientes. Estos por temor a contagiarse y, en consecuencia, no acuden a los servicios de salud, por lo cual no pueden ser diagnosticados y tratados a tiempo.

Basado en los patrones observados hasta el momento, los especialistas destinados al tratamiento de la enfermedad cardiovascular estamos involucrados directamente en el manejo de los pacientes afectados con Covid19. Esto debido a que los pacientes con enfermedad cardiovascular afectados tienen un elevado riesgo de complicaciones y la enfermedad en sí misma se asocia también a complicaciones cardiovasculares. Entre los pacientes más afectados están los mayores de 65 años, sexo masculino,pacientes con enfermedad arterial coronaria, EPOC, arritmias cardíacas y falla cardíaca.

Este virus ha resultado un reto para la ciencia y actualmente existe una carrera para el desarrollo de una terapia eficaz y de una vacuna, la cual todavía no estará disponible por los próximos meses. Últimamente hemos visto cómo cientos de publicaciones y de conferencias en línea (webinars) se realizan con la finalidad de orientarnos con respecto a las nuevas terapias y abordajes en estos pacientes. Este incremento en las conferencias en línea ha sido producto, en parte de las medidas de distanciamiento social, en las que conferencias presenciales a las cuales acudimos para mantenernos actualizados en congresos y otros eventos, han sido restringidas.

También hemos visto una creciente tendencia, a lo que algunos considerarían como una opción, las consultas en línea. El concepto de consultas online no es nuevo, de hecho vienen realizándose hace muchos años en otros países como un mecanismo de seguimiento y detección precoz de complicaciones y dar acceso a los servicios de salud a pacientes que no pueden desplazarse. Pero en nuestra realidad como país, todavía no contamos con un marco legal el cual nos permita realizar esta práctica sin exponernos a demandas. En mi opinión personal, como cardiólogo, el uso de las consultas en línea nos ayudaría a dar seguimiento a pacientes subsecuentes, ya conocidos y evaluados adecuadamente en nuestra práctica presencial. Con respecto a los pacientes vistos por primera vez, el examen físico es indispensable en toda evaluación desde el punto de vista cardiovascular. Esta es una herramienta que puede ser útil, siempre y cuando sea utilizada en pacientes seleccionados.

A modo de conclusión, entiendo que el rol más importante como cardiólogos y profesionales de la salud, debe ser el de educar adecuadamente a nuestros pacientes para evitar el contagio y propagación del virus. También debemos hacer esfuerzos encaminados a estructurar en nuestros centros protocolos rigurosos que permitan elegir y priorizar a los pacientes que más necesiten de abordajes tanto invasivos como no invasivos, así como de tomar las medidas necesarias de bioseguridad al momento de reiniciar nuestras consultas.

El COVID-19 nos ha afectado a todos, cambiando para siempre nuestra forma de ejercer la medicina. Yhasta que no exista una vacuna eficaz disponible, tendremos que adaptarnos a protegernos, así como a nuestro personal auxiliar, nuestros pacientes y a nuestras familias.