Sin lugar a dudas esta pandemia marca un antes y un después en la vida como la conocemos. La enfermedad por COVID-19 es altamente contagiosa, puede causar manifestaciones muy severas e incluso la muerte. Hasta el momento no existen tratamientos eficaces ni para sus secuelas biológicas, ni para su impacto social, económico y cultural.

Estar en riesgo de contagiarnos de cualquier enfermedad es inherente a la práctica médica. Usualmente nos movemos en una escala de riesgo relativamente predecible que va desde el mínimo al inminente, en cuestión de segundos. Este pacto con el peligro es uno que aceptamos muy temprano en nuestra formación y pasa a ser una tradición vocacional y un acto de responsabilidad profesional por y para nuestros pacientes.

Necesidades y experiencias de los médicos residentes ante la pandemia COVID-19

Sin embargo, proveer atención médica a pacientes con enfermedades tan fácilmente transmisibles como la COVID-19 implica un riesgo exponencial que puede ser terriblemente aterrador.

Como residentes, siempre estamos preocupados por acertar en nuestra sospecha diagnóstica. Ahora, tenemos mayor cautela en el manejo de los pacientes sospechosos y las decisiones que tomamos, ya que, al hacerlo mal, ponemos en riesgo a otros pacientes, a nosotros mismos y a nuestra familia. Nuestros errores, más que nunca antes ponen en peligro a los demás.

Con poco tiempo y sin precedentes esta pandemia llegó a nuestras vidas, obligándonos a crear nuevas rutinas: cambiarnos de ropa antes de salir del hospital, desinfectar el celular, los lentes, las llaves, lavarnos las manos y todo lo que tocamos. Cuando desde siempre nos acostumbramos a tocarlo todo, ahora tocamos con terror solamente lo esencial.

Muchos hemos dejado de usar batas blancas por el temor de contaminar a los demás. Al usar el estetoscopio tenemos pensamientos ambivalentes: -lo uso, porque necesito auscultar a mis pacientes- o -no lo uso, porque tengo miedo de infectarme a mí y/o a los demás-. Muchas veces, guardamos y reusamos las mascarillas por temor a desecharlas, ya que escasean con facilidad. La mayor parte del tiempo pasamos días usando la misma, valiéndonos de diferentes técnicas para esterilizarlas y extender al máximo su vida útil. Aún no nos acostumbramos a esta nueva pieza que amamos porque nos cuida, y odiamos porque nos asfixia. Sin embargo, ahí debajo, sigue rondando la sonrisa, oculta, pero sincera cuando algún paciente regresa recuperado a su hogar.

Al llegar a casa, la rutina se amplía: nos quitamos los zapatos antes de entrar, la pijama tan solo cruzar la puerta y vamos directo a la bañera sin saludar a nadie. Luego intentamos descansar, agradeciendo haber dejado el caos atrás y esperando despertar sin síntomas, porque sabemos que aún peor que enfermarnos, es tener que salir del campo de batalla, abandonando a nuestros compañeros y aumentando su carga laboral.

Por el temor de contagiar a nuestros seres queridos nos hemos alejado de ellos, los hemos apartado: cónyuges, hijos, padres, hermanos, abuelos, amigos… porque somos un vehículo de contagio. Armas potenciales. Pensar que podemos ser la causa de su enfermedad, es simplemente espeluznante.

En el hospital, hemos descubierto que no todos los pacientes necesitan ser admitidos. Muchos pueden manejarse en sus casas teniendo contacto estrecho con sus médicos. Al ver la escasez de camas, priorizar surge como una necesidad. La experiencia más difícil. Una que se repite día tras día es la de informar a los familiares que no pueden estar con sus seres queridos, el aislamiento es vital. Ver a aquellos que fallecen sin poder despedirse de su familia. Escuchar cómo se quiebra la voz de un hijo o una madre al saber que su familiar falleció estando solo. Duro, difícil, Devastador. La pandemia ha demostrado que esta enfermedad no conoce de razas, etnias ni clases socioeconómicas. Cuando se trata de la COVID19, el mundo es pequeño y TODOS estamos en riesgo.

Como residentes, también se ha afectado nuestra rutina de estudio. Nos hemos vuelto dependientes a las plataformas virtuales para impartir o recibir clases; lo que no esperábamos es que esta enfermedad también nos serviría de camino a mayor aprendizaje, se ha vuelto nuestro principal objetivo de investigación.

Nuestro trabajo ahora es más valioso que nunca. Sí, tememos por nuestra salud y seguridad, por la de nuestra familia y amigos. Todavía tenemos miedo de quedarnos sin equipo de protección personal, de estar expuestos, de no poder manejar el gran volumen de pacientes que nos envían. Sin embargo, la experiencia del COVID-19 ha reafirmado el sentido del deber que tenemos hacia los pacientes y la comunidad, y esto es, con mucho, la mejor lección que hemos aprendido.

Además, recordemos que no todo es COVID-19, las demás enfermedades no se detienen por la pandemia. Los pacientes todavía tienen cáncer, insuficiencia cardíaca, accidentes cerebrovasculares, infartos y accidentes de tráfico. La demanda de nuestro sistema de atención sanitaria nunca había estado tan alta. Necesitamos mayor soporte del estado, pero, sobre todo, necesitamos apoyo de la población, porque solos no podemos. El distanciamiento es la clave.

C. S. Lewis dijo “No puedes volver atrás y cambiar el principio, pero puedes comenzar donde estás y cambiar el final”. Son muchos los errores que hemos cometido en el camino, nadie estaba preparado para esto, pero aún podemos mejorar la situación, aprender más, ayudar más.

No podemos rendirnos, no queremos hacerlo. “We Signed Up for This!”

1. Wang L, Wang Y, Ye D, Liu Q. A review of the 2019 Novel Coronavirus (COVID-19) based on current evidence. Int J Antimicrob Agents. Published online March 2020:105948. doi:10.1016/j.ijantimicag.2020.105948

2. Gallagher TH, Schleyer AM. “We Signed Up for This!” — Student and Trainee Responses to the Covid-19 Pandemic. N Engl J Med. 2020;382(25):e96. doi:10.1056/NEJMp2005234

3. COVID-19 Pandemic: A Fellow-in-Training Perspective. American College of Cardiology. Accessed June 30, 2020. http.www.acc.org%flatest-in-cardiology%farticles%covid-19-pandemic-a-fellow-in-training-perspective

4. Redacción. Reflexiones de una residente sobre el COVID 19. Accessed June 30, 2020. https://www.doctutor.es/2020/04/05/reflexiones-de-una-residente-sobre-el-covid-19/

5. “Crucible of Crisis”: Cardiology Fellows Adapt During COVID-19. Medscape. Accessed June 30, 2020. http://www.medscape.com/viewarticle/929236